lunes, 14 de abril de 2008

La cacería

Cuando la guerra estalló, Dinamarca se transformó de inmediato en uno de los campos de batalla más importantes. Los soviéticos estaban convencidos que nuestros políticos no tendrían demasiada voluntad de lucha, y lanzaron un asalto contra la isla de Bornholm para ver como reaccionaría Copenhagen, y la incertidumbre de nuestros políticos casi pone en crisis a toda Europa. El ataque contra Bornholm era un supuesto que la OTAN manejaba, en el que la URSS asaltaba la isla para tantear la respuesta política danesa, y todo salió como se preveía: mal.

Ya en el conflico, urgidos de obtener una salida desde el Báltico, la flota soviética lanzó su ataque abriéndose paso mientras polacos y alemanes lanzaban una serie de golpes costeros una vez que los combates en Bornholm se habían iniciado.

El apoyo de la OTAN se hizo evidente con el despliegue en Dinamarca de unidades belgas y holandesas, además del apoyo norteamericano con un portaaviones en el Atlántico. El Esk 723 sería uno de los principales medios de combate daneses, y allí revistaba yo. Aún equipado con F-104G “Starfighter”, tendríamos que enfrentarnos a cazas comunistas más capaces.

Mi primera misión se produjo el 24 de septiembre, despegamos cuatro aviones con el objeto de interceptar un vuelo enemigo con rumbo a Bornholm. Nuestro indicativo era “Dagger”, ya en vuelo el CIC de la isla nos guío hacia siete Su-17M rusos volando a unos 6.000 pies.

Cuando maniobramos para ponernos en posición, la cosa se puso preocupante: “Dagger Líder, Viking Prince, seis bandidos a las 8, ocho millas, 10K”. Se me heló la sangre, tantos aviones era peligroso, pero era fundamental anular el ataque ruso. “Dagger Líder, Viking Prince, ocho bandidos a las 4, quince millas, 11K”. Mierda, no dejaban de aparecer. Afortunadamente, pocos minutos después nos notificaron: “Dagger Líder, Viking Prince, refuerzos en camino”. Alemanes, americanos, belgas, británicos y hasta noruegos acudían.

Me volví a concentrar y seleccioné al líder de la formación enemiga, este pudo verme llegar desde sus seis y maniobró. El ruso aceleró a la vez que trataba de romper el contacto con algunas maniobras. Vi cómo sus alas pivotaban hacia atrás mientras iniciaba maniobraba bruscamente hacia estribor.

Pregunté el estado de mi formación mientras trataba de ubicarme en la cola del Su-17 y que el “Winder” me diera el tono. Todos estaban comenzando sus ataques contra los cazas rusos.

Mi blanco maniobraba bien y costaba mantenerse en una posición favorable para dispararle, cuando tuve tono no dudé y disparé el misil. Lo hice cuando él se desprendía de sus bombas y realizaba una maniobra mucho más brusca, el misil falló.

Miré el indicador de combustible y de inmediato continué el ataque. Por esa vital distracción casi pierdo el blanco.

Volví a ubicarme en sus seis, esta vez los misiles no lograban engancharse. Estaba a menos de una milla y decidí usar el cañón cuando el ruso hizo una trepada, perdió energía, acortó distancia y el misil me dio tono. Disparé otro AIM-9N, una aparatosa explosión destruyó su fuselaje y debí romper hacia babor para esquivarle.

Consulté el estado de la escuadrilla, habíamos derribado cuatro aviones y los tres restantes habían abortado. Pero no había sido suficiente. Los comunistas habían lanzado tantos aviones que la segunda y tercer oleada había logrado alcanzar sus blancos.

A los dos días se produjo mi misión más exitosa después de varias misiones de reconocimiento y ataque. Se nos ordenó lanzar una misión PAC ofensiva sobre Bornholm con dos aviones, apoyados por alemanes, americanos, británicos y holandeses. Al mismo tiempo se lanzaría una serie de ataques sobre la isla para tratar de detener a los invasores.

Cuando arribamos, el cielo estaba repleto de aviones, misiles y explosiones. La radio saltaba con gritos, órdenes y peticiones de apoyo. Comenzamos a maniobrar buscando blancos entre todos los que el CIC nos asignaba, cuando mi punto gritó: “Barón Líder, MIG’s, MIG’s, MIG’s, cinco de ellos, abajo, a las tres en punto!!!!”.

De inmediato comenzamos el ataque. Picamos a máxima velocidad y nos ubicamos a las seis de la formación, estaban rumbo a las costas polacas. Seleccioné el avión más retrasado de babor, “Barón Dos” seleccionó al de estribor.

Estaba excitado por la situación, los soviéticos no nos habían descubierto y ganábamos distancia rápidamente. Mi punto tuvo tono antes que yo y disparó. Su misil se dirigió rápidamente hacia su blanco y explotó unos metros detrás. Era un MiG-21MF soviético, el cual perdió parte del motor y los timones de profundidad en una bola de fuego. Comenzó a caer descontrolado y pude ver la eyección de su piloto. Todo en escasos segundos.

Yo me concentré en mi objetivo, él estaba maniobrando cuando me dio tono el misil, pero no disparé. Reduje velocidad para mantenerme en posición y traté de guardar una distancia adecuada. Ahora el misil no me daba tono. Nos trenzamos en un combate cerrado y pronto lo tenía tan cerca que tuve que poner aerofrenos y elevarme un poco, perdiendo un poco de energía con el fin de mantenerme detrás. Cambié de misil y recuperé la posición de disparo, ahora estaba unos mil metros más arriba. Esta vez el misil me se enganchó y de inmediato disparé. Serpenteando alcanzó el blanco, el MiG trepaba mientras los restos de la explosión y el impacto descendían en dirección opuesta.

Los MiG restantes habían ganado altura, seguían en formación, pero por alguna extraña razón no se habían percatado de lo sucedido. Decidí seguirlos, y eso me llevó a cruzar la línea costera e ingresar en espacio aéreo polaco. Estaban adelante, mucho más alto y rápido que yo, que estaba volando bajo y recuperándo la energía que el avión perdió en el combate.

Llamé a mi punto, pero no hubo respuesta. Luego supe que había sido derribado y había muerto en su avión. En mi cabeza estaba continuar con la cacería o retornar a la base. El combustible comenzaba a hacerse poco, pero pronto el misil me dio tono, se había enganchado con la estela de las toberas de los MiG. Miré el combustible, estaba casi al límite.

A unas cuatro millas del blanco el tono se mantenía y al cabo de unos pocos segundos estaba a una distancia ideal para el disparo de los, para mí, poco confiables AIM-9N. Disparé y el blanco fue alcanzado, pude observar la explosión y el MiG sacudiéndose.

Rompí y puse rumbo a casa. Al frente pude ver unas estelas de humo negro ascendiendo. Rogué que fuesen cazas aliados, y no me equivoqué, eran F-4M británicos. Me puse en la frecuencia de emergencia y pronto logré que se me identificara. En el último momento logré que los brits abortaran el ataque contra mí. Anuncié que estaba en “Bingo”, así que trataría de aterrizar en la isla de Bornholm si la inercia me permitía mantenerme en vuelo.

El CIC me guío en todo momento. Me mantenía volando a gran altura para ahorra combustible, pero a unas 40 millas de la isla la situación era preocupante. Se me informó que había varias lanchas patrulleras alemanas en la zona y que un helicóptero alemán me rescataría. Me eyecté cuando estaba a unas 6 millas de la costa, con mucha rabia, pero no tuve opción. Un “Sea King” pasó por mí tiempo después y me llevó hasta la isla. Durante la noche fui evacuado desde el aeródromo de Ranne, por un C-21 norteamericano que me llevó hasta mi base, al día siguiente estaba listo para iniciar una nueva misión con el Esk 723, pero quedaban pocos F-104G.

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