miércoles, 24 de septiembre de 2008

MiG-23 sobre Hof!!!

El 1º Regimiento Aéreo de Caza había iniciado la transformación al MiG-23MF durante 1978 y para principios de 1979 ya se había trasladado a la base de Bechyne. Para entonces disponíamos tres aviones y un par de biplazas, disponiendo de suficientes pilotos como para recibir el segundo lote de siete aviones que estaban siendo construidos en la URSS.

Para julio se nos habían entregado tres cazas y tres biplazas adicionales, pero en agosto, con el deterioro de la situación en Alemania, Moscú nos suministró siete aviones adicionales, seguidos por cinco más en septiembre.

Entre agosto y septiembre logramos completar el entrenamiento de suficientes pilotos como para poder pilotar los doce aviones y tener una reserva, sin embargo muchos fueron enviados a la base de Frunze para realizar un adiestramiento más completo. Los que ya estábamos participamos de varios ejercicios con las unidades soviéticas y alemanas, a la vez que realizábamos patrullas conjuntas sobre la frontera.

Cuando la guerra estalló estábamos en primera línea y el 1º Regimiento recibió la tarea de evitar cualquier tipo de penetración enemiga hacia nuestro territorio, en tanto los soviéticos realizaban la supremacía aérea sobre Hof. 

Esa mañana despegamos cuatro aviones, completamente armados y repostados, para interceptar cinco blancos que se aproximaban hacia nuestro territorio. Eran cazas F-4D que estaban escoltados por tres “Linghtning” británicos. No comprendíamos la razón por la cual los valiosos F-4 eran escoltados por aviones tan limitados como los británicos, pero de inmediato procedimos a interceptarlos.

Volábamos a unos cuatro mil metros y a gran velocidad cuando tuvimos adquisición, el GCI nos aseguró que las condiciones eran favorables y de inmediato ordené a la formación que procediera a atacar. Creo que no fui el primero en disparar, pero ciertamente fui el primero en obtener una victoria cuando el misil R-23R que disparé contra el caza de la formación de ataque impactó directamente. Mi ataque había sido desde las ocho en punto, el caza perdió parte de la cola en la explosión, y se transformó en una bola de fuego.

Para entonces estaba en posición propicia para atacar a uno de los escoltas. El día era claro y había pocas nubes, algo tremendamente inusual. El caza británico había descendido y se encontraba a unos doscientos metros de altura cuando pude observarle, consulté a mi punto su situación y me confirmó una victoria, un “Lightning”, y que me estaba cubriendo. Para entonces el GCI nos informaba de la llegada de cuatro bandidos más.

Cuando logré ubicarme en posición de tiro sobre el británico seleccioné los misiles R-60T que apenas tenían una adquisición. El caza enemigo había picado para estabilizarse a baja altura y describiendo un círculo, yo le seguía a unos mil metros de distancia y un poco más arriba. No tenía solución de disparo así que traté de acelerar para ponerme en posición adecuada, siendo ese el momento en el que el británico encendió posquemadores y el misil me dio adquisición. Disparé de inmediato y el misil salió como un bólido hacia el blanco describiendo una curva hacia babor antes de estallar detrás del caza enemigo. La espoleta de proximidad se había activado a escasos metros de la cola y la explosión arrancó estabilizador y timones de profundidad sin provocar explosiones secundarias. El humo negro comenzó a brotar del caza enemigo y su piloto se eyectó en el momento que el avión comenzaba a descontrolarse.

Me recuperé del ataque y comencé a trepar en busca de los otros cazas, en total habíamos derribado los cinco blancos originales, pero el GCI nos informaba que ahora eran siete los cazas enemigos en la zona y que venían refuerzos en camino. Se nos ordenó retornar a la base ya que los soviéticos habían despachado cazas en nuestro auxilio y nosotros no tendríamos combustible suficiente para mantenernos en combate.

Durante la tarde realizamos otra patrulla, esta vez los cuatro aviones eran complementados por cuatro aviones soviéticos. Llevábamos unos quince minutos sobre la zona de Hof cuando se nos informa que una formación enemiga volaba a media altura a unos treinta kilómetros delante nuestro.

Al parecer eran aviones de ataque y apoyo cercano que buscaban detener nuestros avances en tierra. Al acercarnos descubrimos al menos una docena de F-104G belgas en una misión de ofensiva contra aérea.

Los soviéticos se cargaron rápidamente tres F-104G. En mi caso disparé un R-23R contra un F-104G a unos ocho kilómetros de distancia, el pequeño caza belga se transformó en una bola de fuego. Si bien habíamos logrado cinco victorias, cuando el combate se hizo cerrado la situación no fue tan sencilla y perdimos un avión propio. Yo estaba concentrado en atacar a uno de los enemigos, sin embargo no podía ubicarme en una posición favorable y fui alertado de que un caza enemigo estaba a mis seis en punto. Traté de romper y lancé bengalas en el momento en el que me disparaba un misil que pasó por debajo. Finalmente el combate concluyó con los belgas rompiendo contacto a muy baja altura, no pudimos perseguirlos.

Los combates aéreos sobre el centro de Europa eran terribles, era prácticamente imposible que no se encontraran aeronaves de ambos contendientes. Las bajas en combate eran elevadas y eso motivó a que Moscú suministrara gran cantidad de MiG-23M/MF para suplirlas y permitir disponer de dientes afilados. Cuando septiembre terminó, el 1º Regimiento había perdido nueve de sus 18 MiG-23MF, junto con cinco de sus pilotos. El principal responsable de nuestras bajas era el F-15 “Eagle” norteamericano, con cinco derribos. Este avión resultaba imbatible incluso para los soviéticos, no solo era de lo mejor en prestaciones, los nuevos misiles AIM-9L eran un azote y nosotros no podríamos oponer nada ante eso.

Habíamos derribado quince aviones, entre ellos mis tres victorias que me ponían segundo en el marcador de la unidad. Aún disponíamos de siete aviones, dos más estaban en reparaciones, y quince pilotos cuando arribaron seis MiG-23M y tres MiG-23MF adicionales, que serían seguidos por doce MiG-23M/MF durante octubre. Esto obligó a traer pilotos del 11º Regimiento que estaba completando su transformación al MiG-23ML en la URSS.


Reducidos sensiblemente en la línea de vuelo, el último día de septiembre despegamos con cuatro aviones y, ya en vuelo, nos reunimos con otros cuatro MiG-23MF alemanes. Debíamos realizar una patrulla sobre Hof en apoyo a las acciones terrestres y realizando la cobertura de una gran fuerza de ataque soviética, que traía su propia escolta con unos veinte MiG-23ML.

Mientras los soviéticos entablaban  combate contra interceptores americanos y alemanes, a nosotros se nos ordenó interceptar dos patrullas enemigas que volaban a unos dos mil metros de altura, a unos veinte kilómetros y a nuestras diez en punto.

Viramos hacia ellos y procedimos a interceptarlos. Cuando nos encontrábamos a unos diez kilómetros ordené el ataque. Había adquirido uno de los cazas y a unos ocho kilómetros disparé un R-23R, el cual se dirigió hacia el blanco y explotó espectacularmente. Para entonces ellos ya estaban sobre nosotros y la radio estallaba informando sobre el lanzamiento de misiles contra nosotros.

Pude observar que se trataba de F-4E americanos y de inmediato comencé a seguir a uno de ellos que pasó por encima de mi avión. Estaba muy cerca y de inmediato seleccioné los R-60T para tratar de empeñarlo. Nos trabamos en una serie de maniobras ascendentes y descendentes con constantes cambios y rupturas, en una de ellas prácticamente estuve a unos diez metros del suelo y acelerando para ganar altura, para luego ir perdiendo energía en los giros cerrados cuando trataba de ponerme a las seis en punto.

Si bien tenía adquisición, quería estar aún más cerca para disparar, pues habíamos descubierto que la espoleta de proximidad del R-60T no siempre era letal y su adquisición no siempre se mantenía constantemente, aunque era endemoniadamente maniobrero. Cuando me encontraba a unos ochocientos metros, con aerofrenos puestos, el americano abrió aerofrenos y realizó una brusca subida para que yo le sobrepasara, logré evitarlo y mantenerme un poco más abajo y a sus siete, a unos cuatrocientos metros, abrí fuego con el cañón, dos ráfagas vivorearon mientras mi avión trataba de mantener le línea de vuelo. Vi unos pocos impactos de la primera ráfaga, después otros pocos de la segunda, después humo negro y luego fuego en el motor izquierdo, las eyecciones se hicieron segundos después. ¡Iban dos!

Estaba inmerso en un éxtasis cuando se me informó que otro F-4E estaba justo a mis seis en punto un poco más abajo. No había disparado misiles y mi RWR no cesaba de sonar. Inicié una ruptura en vertical, con bajada de potencia y aerofrenos afuera, el americano pasó por debajo a escasos metros.

Quedamos ambos en posiciones comprometidas, mientras el americano picaba, yo trataba de seguirle para ganar velocidad y energía para mantener el combate. Yo trataba de ganar posiciones, pero el combate se cerró tanto que prácticamente nos mordíamos la cola en un círculo en el cual estábamos perdiendo energía rápidamente. Fue entonces cuando oigo que uno de los alemanes informa que uno de mis aviones había sido alcanzado por un caza enemigo y de inmediato pedí informe de situación, aún concentrándome en derribar al americano. Había perdido mi número tres y los alemanes habían perdido dos aviones, en total habíamos obtenido cuatro victorias, dos de ellas por mí, aunque más tarde sabríamos que habían sido cinco ya que uno de los alemanes informó una victoria antes de ser derribado.

Finalmente, con el GCI solicitando información sobre nuestro combustible, comencé a realizar un espiral descendente con la intención de recuperar energía, el americano comenzó a seguirme, pero yo había recuperado ya lo suficiente cuando comencé a trepar nuevamente. 

En un error de maniobra,  a unos novecientos metros, el americano estabilizó su avión y de inmediato abrí aerofrenos y disparé un R-60T que lo impactó, una llamarada salió de uno de sus motores y luego humo negro. Lo iba a rematar cuando observé las eyecciones, tres en un día, el GCI ordenó la vuelta a casa.

Al retornar a la base celebramos nuestros triunfos, se me permitió marcar las victorias en mi avión, seis de ellas bajo la cúpula. Tres días después, volando un MiG-23M, sería derribado sobre Hof, siendo rescatado por tropas soviéticas y enviado hacia la URSS donde comencé a adiestrar a nuestros pilotos que iniciaban la transición del MiG-21 al MiG-23ML, dos docenas de ellos reconstruirían al cansado, aunque victorioso, 1º Regimiento Aéreo de Caza.